Tras los sonados casos de obras y productos creados con la ayuda de la inteligencia artificial, la novela gráfica Zarya of the Dawn y un intento de registrar una patente para invenciones de IA, la Oficina de Derechos de Autor de los Estados Unidos se ha pronunciado finalmente sobre los límites, alcance y posibilidad de protección de las obras creadas con inteligencia artificial.
Entre las decisiones tomadas, la Oficina hizo hincapié en que los «no humanos» no son autores de una obra, citando ejemplos de sentencias de la Corte Suprema de EE. UU. en las que se denegó el registro de una obra a animales o seres espirituales no humanos. Además, se estableció una hoja de ruta para analizar el porcentaje de contribución humana en cada obra para determinar el alcance de la protección, y se reiteró que este protocolo no implica la imposibilidad de crear con la ayuda de este tipo de herramientas; sin embargo, su uso sí supondrá un riesgo, y será objeto de un cuidadoso análisis, ya que se buscará la protección de los derechos de terceros y el mantenimiento del principio de que los derechos de autor existen para las creaciones humanas, no artificiales.
Quienes creen arte utilizando herramientas de IA tendrán que demostrar ante la USCO una selección humana y orden de los elementos producidos, de tal forma que sea tangible la existencia de una obra nueva a partir de lo creado por la plataforma.
