El greenwashing, una táctica cada vez más visible en un mundo que valora la sostenibilidad, implica la difusión de información engañosa sobre compromisos ambientales por parte de empresas para atraer a consumidores preocupados por el medio ambiente.

Recientemente la Comisión Europea y las autoridades de protección al consumidor tomaron medidas contra veinte aerolíneas por prácticas de greenwashing, como, por ejemplo, solicitar a los consumidores el pago de una tasa adicional para financiar proyectos climáticos con menor impacto ambiental que puedan compensar las emisiones de CO2 de los vuelos o utilizar términos como “combustibles de aviación sostenibles” sin justificar claramente el impacto ambiental de estos.

Dichas medidas exigen a las empresas adaptar sus prácticas a la legislación de protección al consumidor de la Unión Europea y dar una respuesta describiendo las soluciones propuestas para evitar este tipo de prácticas en un plazo de treinta días.