Cuando los litigios sobre disfraces de Halloween por supuesta piratería comenzaron a surgir a fines de la década de 1980, los tribunales recurrieron a la doctrina anglosajona del «artículo útil» o fair use.
Según esta doctrina, existe la posibilidad de dar un uso justo a obras protegidas por derecho de autor, sin que se trate de una nueva obra protegida o una violación de estas. Así, se le da una función utilitaria intrínseca por un uso personal que no busca transformar la obra, lo único que busca es que la obra pueda ser disfrutada por personas en posesión de una copia.
Se sorprenderá de pensar que el fair use incluye la emulación de disfraces o diseños protegidos por derechos de autor. Esto, únicamente, si su uso es para fines personales y no comerciales. De modo que un disfraz casero de La Sirenita para que su hija vaya a la fiesta de disfraces implica un riesgo de infracción muy bajo.
En general, si va a salir este Halloween a «pedir dulces», no pasa nada. Sin embargo, si planea vender o producir en masa sus propios disfraces de Halloween, le recomendamos hacer una revisión de los factores que determinan si es o no justa la utilización de una obra en sentido del «fair use».
